Muchas personas nos preguntan a qué nos dedicamos si ya existen páginas de traducción automática tan sencillas como el famoso Traductor de Google. Nuestra respuesta siempre es la misma: ¿para qué estaríamos los traductores si una app pudiese hacer nuestro trabajo?
Te explicamos qué riesgos tiene usar un traductor automático y por qué no debes usarlo:
En primer lugar, ¡es una máquina! El traductor de Google nunca va a ser capaz de entender el contexto ni los dobles sentidos.
Además, no tiene en cuenta si un texto es técnico, médico, jurídico… sino que lo traduce todo palabra a palabra, es decir, de forma literal.
Comete errores gramaticales básicos, que pueden causar problemas en la comprensión del texto.
Todo eso y mucho más lo podemos ver en los siguientes ejemplos:


Casos tan absurdos como estos se dan al buscar palabras sueltas sin contexto alguno, pero también podemos encontrar otros casos en las calles de nuestras ciudades, o incluso en las etiquetas de nuestra ropa…


Y aquí es justo cuando entramos los traductores. Hace falta sentido común, formación y dedicación para que una traducción sea coherente y se entienda en el idioma que sea.
Si tienes que entregar una traducción a un organismo oficial, quieres convalidar tus estudios, buscas extender tu negocio a otros países o simplemente quieres tener la carta de tu restaurante traducida para acoger a más clientes, ¡¡no lo dudes!! Necesitas un traductor.
Ahorra tiempo y evita males mayores al ver los resultados de una traducción automática. Ya se llame Google Translate o traductor de Google, está claro que no es la solución. Busca un traductor, pide presupuesto y ve como tus sueños se hacen realidad, ¡no te equivocarás!